Aquella rosa blanca en mi niñez
transmutó como efecto de los dañosprovocados por tantos desengaños
que me hacían vivir con lobreguez.
De premio me llegó la madurez,
con ella la sapiencia de los años
que se forja subiendo los peldaños
con ensayo y error más sensatez.
La forma tan absurda en que vivía
con franca inexperiencia para obrar
sirvió para obtener lo que hoy valoro.
Procuro que mi paso día a día
eluda los escollos al andar.
Entrego a los demás lo que atesoro.
Elba Nery García.
1/04/21
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