Era un marido celoso
que a su mujer controlaba,
cuando llegaba al trabajo
por celular la llamaba.
Dime mi amorcito bello
¿Qué haces en este momento?
Estoy en casa mi cielo,
acaba ya tu tormento.
Vamos a ver cariñito
aporta una prueba ahora,
si es verdad que estás ahí
enciende la licuadora.
Y así pasaba el marido
controlando a su mujer
al sonar la licuadora
no había por qué temer.
Pero un día volvió a casa
sin llamar, sin avisar,
y dijo feliz a su hijo,
quiero cena familiar.
El hijo muy sorprendido
a su padre contestó:
lo siento, no podrá ser
porque mi mamá salió.
El hombre lleno de rabia
le pregunta a su heredero
¿Y cuánto tiempo ha pasado,
acaso fue el día entero?
El hijo en su sano juicio
quiso a su padre calmar
al percibir el enojo
y se aprestó a contestar:
he perdido la noción,
creo mamá es vendedora
pues llevaba maletín
y dentro la licuadora.
8/03/2013
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